Visiones fugitivas de Ana María Cué
(Ed.Papeles de Boulevard, 2010)
Los poemas de Ana María Cué motivan experimentar momentos de alta emoción lírica, escuchamos el trabajo de una lengua que se afina en la búsqueda de posibles definiciones, como puestas en juego, por su cuenta y riesgo, de una subjetividad, una memoria y un mundo íntimo.
Visiones fugitivas, que en el desbande de una tapa, buscarán sitio en la hoja en blanco, y que en la reserva de voces en fuga, alcanzan un clímax de intensidad que se convierten en gestos que nos llaman, que se dejan atrapar por cierto hilo de Ariadna, escurridizo. Visiones fugitivas que en su transparencia consienten nuestra entrada a un curso que promete el hueco desprotegido de una puerta cerrada.
La división en tres partes del libro, sus puertas canceles, abre a algo que marca en la extensión, un límite: hasta donde se puede llegar en el lento y callado trabajo de la memoria de lo íntimo. Entonces se ordenan las visiones como fugitivas, la primera parte, Urbanas la segunda y como última visión, cierre del libro.
Ellas se ofrendarán generosas a la mirada que se adentra en una lectura hospitalaria, la que recoge las marcas de un sendero a seguir y nos permite compartir la experiencia al que nos enfrenta esta huida de imágenes, instantaneidad de luces y sombras.
Ana Makianich